lunes, 23 de septiembre de 2019

DE AUTOMOVILES Y ESTACIONES DE SERVICIO




El primer automóvil llegó a la Argentina en 1888. Para 1903 la Capital Federal ya contaba con 60 automóviles registrados y en 1913 ya más de 7000 circulaban por sus calles.
En las calles de San Miguel, a principios de los años 20, los coches a motor a explosión empezaron a mezclarse con los carros, carretas y sulkys.



Los primeros conductores de la zona fueron José y Félix Robao, Domingo y Francisco Sforza, Pascual y Juan Racchia, Venancio Mesa, Ramón Ibarra, Juan Paez, Francisco Sala, Vicente Tuozzo, entre otros, que condujeron tanto automóviles Ford T, Rugby, Chevrolet, Oldsmovil y Packard. El primer automóvil de alquiler fue el conducido por Antonio Laviano.
La cantidad de autos creció rápidamente y fue vital el abastecimiento de combustible. Al principio se vendía en ferreterías y almacenes como el los hermanos País o el de los Tavella; o en talleres como el de Semirozún o el de Bonnebouche, pero la instalación de surtidores de nafta en diferentes lugares de la ciudad no tardó en llegar.



En San Miguel, los propietarios de los primeros surtidores fueron: Miguel Semirozún; Olindo Tarsia; Antonio Roncoroni; Salvador Tavella (frente a su tienda sobre la Av. León Gallardo, entre Belgrano y Charlone); Antonio Madinabeytía y los hermanos País (agentes de YPF, en la esquina de Belgrano y León Gallardo, frente a su almacén).

LAS ESTACIONES DE SERVICIO



La primera estación de servicio se instaló el 26 de noviembre de 1936 y estaba ubicada en la intersección de las calles Senador Morón y Ruta 8 en Bella Vista. Se llamó “Estación de Servicio Bella Vista - Agente de la West India Oil Company”. Su propietario fue el empresario oriundo de Mercedes, César Lorenzo Buscaglia. En un principio fue concesión de la empresa ESSO y luego YPF. Además, posteriormente incorporó un restaurant, una rotisería y una hostería.
Don Miguel Semirozún, quien había llegado en el año 1920 desde Misiones, comenzó su actividad comercial abriendo un taller mecánico sobre la calle Belgrano. Luego trasladó su taller a una propiedad en la Avenida Bartolomé Mitre (hoy Ricardo Balbín) y San Lorenzo y le agregó la venta de nafta y aceites. Años después, a finales de la década del 30, instaló una estación de servicio y ferretería en esa misma esquina (hoy continúa funcionando pero con otro propietario). En un primer momento tuvo la concesión de la empresa de combustibles PAN AM pero luego se pasó a YPF. Además tuvo otras dos estaciones de servicio, una en San José y Ruta 8 (ESSO) y otra en José C. Paz, en Ruta 197 esquina Iglesias.
En la década del 40 aparece Pedro Oucharek con estación de servicio y taller mecánico en Ruta 8 Km 32.



De Ignacio Salinas para el Archivo Histórico del Partido de San Miguel

jueves, 5 de septiembre de 2019

CLUB DE PESCADORES Y CAZADORES 
"SAN MIGUEL"

A principios de los ’50, varios integrantes de la Liga de Padres de Familia de la Parroquia de San Miguel, amantes de la pesca, decidieron formar una subcomisión de aquella actividad deportiva.
Posteriormente, el 23 de mayo de 1955 resolvieron fundar el “Centro de Pescadores y Cazadores San Miguel”, comenzando a funcionar de manera autónoma.

En 1956 se realizó la primera asamblea de socios, formándose su primera comisión directiva que estuvo integrada por Miguel Semirozún (presidente), Francisco Bucetta (vicepresidente), Juan Carlos Gallotti (secretario); Emilio Gemelli (prosecretario); Justo Villar Villamil (secretario de actas); José Buecio (tesorero); Alejandro Malfettano (protesorero); Enrique Tosonotto, Pascual Trillini, Albino Juin y Juan Cornara (vocales); Francisco Nisi y Adolfo Trillini (suplentes); Domingo Juin, Juan Carlos Spinetta y Agustin Venditto (revisores de cuentas).



El grupo del “Centro de Pescadores y Cazadores San Miguel” posando para la foto luego de un soleado día de pesca. Entre ellos encontramos a: José Antola (1); Amadeo Giustozzi (2); Ernesto “Negro” Trillini (3); José Gumersindo Voces (4); Pascual Trillini (5); Horacio Melillo (6); Arnaldo “Chino” Tonelli (7); Eleuterio Valles (8); Carlos Trillini (9); Juan Carlos “Pino” Spinetta (10); Juan Cornara (11); Miguel Toscanini (12); José Buecio (13). También se encuentran Francisco Muratori, Esteban Paganini y Enrique Tosonotto. ¿Conocés a alguien más? (foto gentileza Noemí Antola – Noviembre 1962)


 En 1957 el Centro adquirió el Recreo “El Cisne” en el Paraná de las Palmas y Arroyo Paicarabí, Islas del Delta, lugar necesario y adecuado para aquella actividad. Allí, anualmente, realizaban competencias internas o interclubes.


En esta fotografía vemos al recordado sacerdote Arnoldo Blois, bendiciendo a los pescadores frente a las puertas de la iglesia de San Miguel, antes de la jornada deportiva. (foto gentileza Noemí Antola – Noviembre 1962)




IGNACIO SALINAS para el Archivo Histórico del Partido de San Miguel



miércoles, 21 de agosto de 2019

ESTUDIOS CINEMATOGRAFICOS SAN MIGUEL

COLOCACIÓN DE LA PIEDRA FUNDAMENTAL

El 22 de mayo de 1937 es colocada la piedra fundamental de los Estudios San Miguel, en la intersección de las calles Moine y Aconcagua. Resulta muy llamativo que el inicio de los estudios tenga como protagonista al misterio. Incluso, puede parecernos paradójico teniendo presente la incontable cantidad de personas, que en distintos oficios, trabajaron allí. Una publicación de cierta frecuencia, en materia de cinematografía Argentina, conocida como el “Heraldo del cinematografista” (vigente de 1931 a 1980) informaba en mayo de 1939 lo siguiente: “En los Estudios San Miguel ha comenzado la filmación de una película ocultándose cuidadosamente todos los detalles...” Noticia publicada tan sólo dos años después de iniciada la construcción de los estudios. En la revista Caras y Caretas del mismo mes se anunciaba: "Filmaciones en secreto... Son las que realiza en los Estudios San Miguel el productor Machinandiarena...". Las puertas se mantendrían cerradas hasta comienzos de 1941. Finalizado el hermetismo, el diario "La película" publico una nota destacando la modernidad de las instalaciones. 
Prof. Exequiel Vique (La fotografía probablemente fue tomada entre 1938 y 1939. El autor no ha sido identificado)

VENTURA G. COLL, ¿FUE EL MEJOR INTENDENTE?

 


Esta semblanza del que fue para algunos el mejor intendente que tuvo nuestro partido en sus primeras décadas de formación fue escrita para una nota gráfica y es un poco extensa. Por ello, la vamos a publicar en dos partes.
Nació en la capital de la provincia de Santa Fe un 18 de septiembre de 1854 y siete días después fue bautizado bajo el nombre de José Genaro Ventura Coll Comas en la Iglesia Matriz de la capital santafecina por el cura párroco Don José de Amenábar.
DE FAMILIA PATRICIA
Su abuelo catalán, Don Ventura Coll, era oriundo de la villa de Lloret de Mar en Gerona, España. Proveniente de una acomodada familia, había llegado a la ciudad de Santa Fe de la Veracruz allá por el 1800. En 1802 se casó con Delfina Diez de Andino, descendiente de una de las familias más antiguas de la ciudad. El padre de Delfina, Don Manuel Ignacio Diez de Andino era un comerciante que había logrado una posición económica muy encumbrada. Su abuelo, también se dedicó al comercio y se trasladó con su familia a Montevideo y luego a España. En 1823 regresó al país junto a su familia, aunque Don Ventura regresa a su madre tierra para morir en Cádiz, en 1831.
De este matrimonio nacen nueve hijos: Ramona, Mercedes, Victoria, José Gabriel, María Benita, Ventura José, María Salomé, Sebastián Ramón y Manuel. De ellos, descienden muchas familias tradicionales porteñas, santafecinas, entrerrianas y salteñas.
Pero vamos a ocuparnos del padre de Ventura G. Coll, Manuel Coll Diez de Andino que contrajo matrimonio con Agustina Mónica Comas y Troncoso. Se radicaron inicialmente en Santa Fe. Manuel fue funcionario de esa provincia y miembro de la Comisión del Presupuesto y Ley de Impuestos durante la gobernación de Rosendo M. Fraga. Formó parte de la redacción de la Constitución para la provincia de Santa Fe, sancionada en agosto de 1856.
Manuel y Agustina tuvieron 10 hijos, Agustina Rosa; Manuel Pascual Julián; Sebastián Damián; Juan Crisóstomo; Mariano Martín; los trillizos Bartolomé Juliano; Luis Buenaventura y Mariano Ginez (fallecieron a los pocos días de nacer); los mellizos Tomás Mariano y María Tomasa de los Dolores; y el menor José Genaro Ventura.
NIÑEZ Y JUVENTUD
Nacido en una familia numerosa y sin problemas económicos, Ventura G. (muchos autores traducen la letra “G” como Gregorio pero no encontré ningún indicio en los documentos investigados que lo nombren de esa manera, solo aparece su nombre de bautismo, “José Genaro Ventura”) pasa una feliz niñez en la capital santafecina rodeado de sus hermanos y familiares. No sabemos a ciencia cierta adonde cursó las primeras letras. Posteriormente ingresó en el Colegio de la Inmaculada Concepción fundada por los padres jesuitas en 1861. Esta institución creció rápidamente y llegó a tener mucha fama por la excelencia en la formación filosófica y científica con que egresaban sus alumnos. Cuando finaliza sus estudios secundarios se traslada a Buenos Aires para estudiar en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, que había sido creada por iniciativa de Juan María Gutiérrez en 1861, de la que se gradúa como ingeniero agrimensor.
INGENIERO AGRIMENSOR
En 1852, luego de la batalla de Caseros y con la caída de Rosas, comienza una etapa llamada de “organización nacional”. Pero es a partir de la batalla de Pavón en 1861 cuando Mitre se hace del poder y Buenos Aires toma las riendas del país donde comienza la formación del estado nacional. El “progreso” estaba basado principalmente en la expansión agraria pampeana generada por los capitales extranjeros. Para ello se hizo muy importante el trabajo de los agrimensores que establecieron los procedimientos de las mensuras y el amojonamiento de las tierras.
Larga y ardua debe haber sido la tarea que tuvo realizar Ventura como ingeniero agrimensor, en un momento en que la Argentina comenzaba a formarse y la llegada de gran cantidad de inmigrantes produjo profundas transformaciones en la sociedad y en el reparto de las tierras, haciéndose necesaria la creación y traza de nuevos pueblos y colonias. Ventura trabajó en mensuras en explotaciones de tierras del Chaco y norte de Santa Fe. Allí conoció a otro colega suyo que luego sería su cuñado y los dos tendrían una importante participación en la formación del Partido de General Sarmiento, al ingeniero don Carlos de Chapeaurouge. Trabajaron juntos en diferentes lugares de nuestro país, como cuando Chapeaurouge confeccionó el primer mapa catastral de la provincia de Córdoba en 1871. Y es muy probable que Ventura haya colaborado en esa mensura ya que allí se encontraba cuando falleció su primer hijo que es inhumado en el cementerio de aquella provincia mediterránea. 

Durante la primera presidencia de Julio Argentino Roca, dirigió varias expediciones a territorios del sur y trazó la Colonia San Martín, Junín de los Andes y Comodoro Rivadavia.
Además fue diputado en la Legislatura de Santa Fe y de la Provincia de Buenos Aires durante la gobernación de Guillermo Udaondo. (Continuará)
EN LA 2da Y ÚLTIMA PARTE VAMOS A TRATAR SU ACCIÓN EN EL PARTIDO 


IGNACIO SALINAS

ADOLFO SOURDEAUX: FUNDADOR DE SAN MIGUEL

ADOLFO SOURDEAUX: EL FUNDADOR



Adolphe Alexandre Sourdeaux, nació en París, Francia. Para ser más preciso en el distrito de Saint Germain L'Auxerrois, Seine, el 3 de febrero de 1819. Hijo de Hélène Jacquette Longuefay y Antoine Auguste Benjamin Sourdeaux , era el menor de cuatro hermanos: Emilia Luisa (1815), Eugenia (1816) y Eugenio Carlos Augusto (1818). La familia, de fe católica, estaba asentada en París, donde estudiaron todos los hijos. Antoine era un comerciante conocido en la zona del Louvre, donde desarrollaba tareas relacionadas con el negocio de ovejas y lanas. En 1837, junto a otros comerciantes, fundó la compañía seguros “La France” e integró durante años su directorio. También fue miembro del consejo directivo del Banco de Francia. Su hijo Eugenio estudió leyes y se graduó de abogado. Supo ejercer su carrera con éxito, tanto en lo profesional como en lo comercial. Fue un alto funcionario del ministerio de defensa durante la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871), lo que le valió que en 1874 le sea adjudicada la distinción oficial de la Legión de Honor con el grado de Caballero. Idéntica insignia había recibido su padre en 1846. Gran compañero de su hermano menor, le cupo también compartir negocios con él, que como veremos atañen directamente a nuestro pasado.
Adolfo en cambio prefirió tomar otro camino: abrazó la carrera militar. Aún no disponemos de información fehaciente que nos permita afirmar cuándo y en dónde se alistó, pero sí que debió haberlo hecho a temprana edad, ya que en 1842 ostentaba el grado de cabo y revistaba en el regimiento 39 de infantería de línea cuando fue admitido en la École Spéciale Militaire de Saint-Cyr. Allí ingresó en octubre de ese año, y egresó dos años después recibido de oficial de la armada francesa.
Es posible que también haya cursado parte de sus estudios o profundizado los mismos en los claustros de la exigente École Polytechnique de Paris, como lo sugiere su título de ingeniero.
Inmediatamente, se alistó en la Marina Francesa siendo dado de alta con el grado de sub-teniente obtenido el 1 de octubre de 1844. Su primer destino fue el 3er Regimiento de Infantería de Marina con base en Toulon. Tres años después, en julio de 1847, recibió la insignia correspondiente al grado de teniente y se embarcó en la flota que estaba al mando del célebre almirante Louis Edouard Bouët Willaumez, que en ese entonces era el capitán y Comandante de las División Naval del Atlántico Sur. El escuadrón zarpó con veinte y seis cruceros y la misión de custodiar las costas de África Occidental.
Fue destinado como comandante civil en la colonia francesa de Gabón, cargo que ocupó de marzo a agosto de 1848. Ya como Capitán de la infantería de marina, integró la flota de mar que participaba del bloqueo anglo-francés al Río de la Plata, y finalizado el conflicto decidió abandonar su carrera militar para dedicarse a su profesión de ingeniero.
En Buenos Aires, donde arribó en octubre de 1852, se desempeñó como ingeniero militar, ingeniero ferroviario, topógrafo, agrimensor, geólogo, ingeniero civil, constructor, y paisajista, destacándose tanto por su capacidad de trabajo como por la calidad de los mismos. Pero Sourdeaux, más que nada, fue un verdadero emprendedor.
Según las palabras del historiador Eduardo I. Munzón, su obra máxima fue la fundación de San Miguel y Bella Vista.

CARLOS O'BRIEN